jueves, 18 de octubre de 2007

Si Queremos la Paz, Avivemos la Esperanza

No nos cansemos de seguir buscando la paz, de unirnos a construir la paz, a sentirnos orgullosos de ser multiplicadores de la paz en todos los lugares donde nos movemos y vivimos. Si no mostramos al mundo la emergencia que existe de buscar la paz en un mundo tan convulsionado, tan indiferente nos iremos al abismo de la indiferencia y de la muerte instantánea. Desde la antigüedad los grandes maestros, los pensadores, los artistas tenían la gran preocupación de llevar mensajes de paz y esperanza a la humanidad.

El gran maestro William Shakespeare en su obra Ricardo III, nos dice: “La verdadera esperanza es rauda y vuela con alas de golondrina; crea dioses y reyes, y eleva al trono a los más humildes.” Y en realidad él como tantos otros tenía razón. El problema de tantos mensajes que hubieran podido cambiar las mentes de los agresivos y violentos es que se han quedado en el vacío. Han sido desafortunadamente ignoradas. Mantén viva la esperanza si te asusta la depresión. La esperanza es la energía de los que aman, luchan y avanzan.

Esto lo percibió Dante al identificar el infierno en la Divina Comedia, con este lúgubre letrero: “Los que entráis aquí abandonad toda esperanza.” Si miramos el otro aspecto bondadoso del ser humano nos damos cuenta de que la esperanza es el motor de la existencia; es la virtud que nos hace ver el sol en el día y las estrellas en la noche.

Apreciaremos y valoraremos la paz y la esperanza cuando vivamos a plenitud el evangelio, cuando tengamos una relación más cercana a Dios, cuando cultivemos una gran amistad, cuando inventariemos nuestros bienes y apreciemos todo lo bello, amable y positivo.

Pídele a Dios que tus ojos vean lo bello de la creación, que tus obras y trabajo se conviertan en oraciones y que de tus labios salgan solo bendiciones y no maldiciones. Que tu búsqueda de la paz sea una prioridad en tu agenda diaria; que te conviertas en un líder reconciliador.

No seas nunca un archivador de ofensas ni te conviertas en un juez implacable por que llenaras tu alma del más mortífero veneno. Sin permitir que abusen de tí, vive en paz al crear unas relaciones iluminadas por la comprensión. Aprende a ser tolerante con tus fallas y las de los otros.

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