jueves, 15 de noviembre de 2007

Obras, obras y un millón de zapatos!

Una vez más estoy fascinado, maravillado y feliz con la sensibilidad y generosidad de nuestra comunidad Hispana. Hace varios días la Señora Vilma Herrera y su hermano, un estudiante universitario, decidieron hacer algo positivo por las personas más necesitadas en nuestros países Latino Americanos. La idea era recoger una gran cantidad de zapatos que estuvieran en buen estado o nuevos para ser entregados a familias que por desdicha y falta de recursos económicos no pueden comprar un buen calzado.

Es triste encontrar en nuestros países personas que hasta la edad adulta han tenido sus primeros zapatos, en muchos de nuestros países nuestros niños, jóvenes y ancianos solo han conocido las alpargatas, las ginas, las chancletas o las sandalias y otros como muchos niños que encontramos en sectores indígenas, en barriadas, en tugurios con sus pies descalzos y sus dedos deformados.

Desde que empezó la campaña de solidaridad donando un par de zapatos, la gente ha tomado conciencia de que en realidad tenemos solo un par de pies y para que tantos pares de zapatos guardados en nuestros closets. Hasta ahora la gente ha respondido positivamente guardamos demasiadas cosas materiales, incluyendo ropa, adornos que permanecen guardados por muchos años y nunca utilizamos. Desde ya me imagino la felicidad de tantas familias cuando reciban este noble toque de generosidad.

Hay una ley espiritual según la cual ayudando a los otros aligeramos nuestra propia carga, el medio mas efectivo para superar las propias penas es practicar las llamadas obras de Misericordia. Esas que propone el Evangelio como muestra fehaciente de que amamos de verdad a Dios sirviendo a los demás; vestir al desnudó, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar a los presos y los enfermos o socorrer a los pobres.

Es una fe activa que ilumina el mundo y no una fe de simples oraciones y ceremonias, algo que tenían muy claro santos como Santa Teresa de Jesús, a quien le gustaba repetir “obras, obras, obras quiere el Señor.” Es el mismo mensaje que acentuó Jesús al decir “no todo el que dice Señor, Señor, entrara en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. Siéntate en un lugar tranquilo, piensa que más puedes hacer por los demás y vive una fe de obras, obras, obras...reflexiona: ¿Todos los zapatos que tienes en tu cuarto te los pones al mismo tiempo? ¡Comparte con los demás!

miércoles, 7 de noviembre de 2007

El Padre Ángel, un Ángel de la Paz

Honestamente no conozco en persona al Padre Ángel, pero desde que fui nominado al Premio Príncipe de Asturias en la categoría Concordia en el 2006 empecé a escuchar cosas maravillosas sobre la obra de este hermano en el sacerdocio. Primero, realizando obras sociales con nuestra organización MAPAVI Inc., personas agradecidas en El Salvador me hablaron de él y de la Asociación Mensajeros de la Paz y de la Edad Dorada. Toda la ayuda que esta asociación brindó durante los terremotos en El Salvador y Centro América y en los estragos del huracán Mitch, ha sido muy valioso e inolvidable. Mensajeros de la Paz es un regalo de Dios para toda la humanidad que quiere ver cambios sociales, un mundo más equitativo y justo.

Con personas como el Padre Ángel que contienen voces con proféticas en su mensaje y en sus acciónes solidarias, me identifico cien por ciento con este gran maestro de la paz y heraldo de la cultura, de la hermandad y de la conciencia de justicia y de igualdad social, por su incansable labor en la creación e impulsor de proyectos destinados a la protección y mejora de la calidad de vida de otros sectores sociales vulnerables, tales como discapacitados físicos y psíquicos, mujeres victimas de la violencia, las personas mayores desatendidas, victmas de desastres naturales, la niñez abandonada y sobretodo me ha encantado su sensibilidad, acogimiento y defensa de los inmigrantes como hasta ahora lo ha realizado. Cualquier premio que se le otorgue al Padre Ángel no es suficiente como el estar con él eternamente agradecido. Debemos todos los cristianos seguir su ejemplo, recordar y educar a las nuevas generaciones de que en cada corazón de todo ser humano debe existir el amor y la solidaridad con el hermano necesitado.

El Padre Ángel es el mensajero de la Paz, el Padre de los niños sufriendo de la miseria, la enfermedád, la marginación y el desamor sobre todo en un mundo que cada día no quiere seguir los verdaderos modelos del bien; todo lo contrario nos identificamos con las estrellas de cine, la televisión y el deporte que poco aportan a la solución de los problemas, de los desplazados en un mundo injusto y carente de esperanzas. Trabajando con la comunidad inmigrante en los Estados Unidos sería importante que todos tomáramos conciencia que debemos educarnos y educar a otros en una nueva cultura de la paz.

Debemos promover y hablar con acciones constantemente sobre la paz en todos los rincones del planeta hasta que nuestra repetición y urgencia por la Paz cree un eco mundial. La Paz es, con el respaldo de toda una sociedad que la guarda y la defiende, un verdadero poder constituyente, que convierte los muros en puentes, que recupera el argumento y el debate, que despierta la palabra y sus diálogos, que entroniza la coacción jurídica, la sanción social, la censura moral, el control constitucional, la rebelión civil, y la insurgencia ciudadana. La Paz es atributo natural del ser humano. ¡La Paz esta en nuestras manos! Gracias Padre Ángel por ser nuestro Ángel y mensajero de la Paz.

NOTA: Para más información, hay una nueva biografía titulada El padre Ángel. Mensajero de la Paz por Jesús Bastante Liébana, La Esfera de los Libros, 2007.

lunes, 5 de noviembre de 2007

El Ingeniero Folgar y la Paz

Hace ya varios años tuve la oportunidad de conocer al ingeniero Salvadoreño Luís Napoleón Folgar López y nos hicimos muy buenos amigos. De inmediato nos identificamos porque teníamos muchas cosas en común, menos por supuesto la edad y la carrera profesional. El un ingeniero y yo un sacerdote diocesano, pero un denominador en común tenemos los dos: el querer servir al prójimo. Tantos jóvenes profesionales que terminan una carrera y inmediatamente quieren empezar a ganar y a ganar dinero para rápidamente conquistar el mundo, viajar, formar un hogar, comprar el carro del año, etc.

Muy pocos quieren devolver a los más necesitados por las ganancias recibidas. Lamentablemente nuestros jóvenes profesionales han invertido los valores y se han olvidado de ellos. Muchos increíblemente hasta han olvidado los padres de familia que se esforzaron y se sacrificaron para darles una buena educación a sus hijos. Pero en el caso de Luís Folgar es todo lo contrario. Yo estoy convencido que como él en este mundo hay personas con un gran corazón y un gran sentido humano que están sufriendo en nuestra sociedad y en nuestros países las consecuencias de la guerra, de la pobreza y del aislamiento social.



Después de terminar su carrera en la Universidad de Virginia Tech, Luís decidió fundar una organización llamada “Hermanos sin Fronteras” conocida como HESINFRO cuya misión es proveer la educación moral e intelectual necesaria para que los niños que viven en las calles de las grandes ciudades aseguren un mejor futuro para si mismos y sus futuras generaciones. HESINFRO brinda una oportunidad para proveer educación intelectual y formación moral a la infancia que vaga por las calles y que esta olvidada por la sociedad y destinada a fracasar. El llamado es para todos y cada uno de nosotros podemos multiplicar las bendiciones que Dios manda cada día.

Una de las formas de conseguir Paz es brindar esperanza. Que los nuevos profesionales, los jóvenes universitarios se unan a estas campañas de solidaridad, de amor, y de crear conciencia para llevar soluciones a los más necesitados, a los que se están quedando atrás en el mundo contaminado de indiferencia, para que aquellos que viven y triunfan en este país no olviden sus raíces, su gente y los que sufren carentes de oportunidades. Se voluntario de “Hermanos sin Fronteras”, únete a llevar esperanza, y así se un multiplicador de Paz. Para más información llamar al teléfono 540-239-6802.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Promesas de Mejoramiento Personal


Solo si nos queremos como somos aprendemos a querer a los demás. Cada individuo en el universo ha sido creado por Dios con mucho amor. Por lo tanto somos imagen y semejanza divina. Dios nos quiere a todos por igual y espera que de igual forma nos queramos los unos a los otros. Jesucristo dentro de las sagradas escrituras estuvo repicando y predicando la unión y la igualdad entre los seres humanos y estoy convencido que todavía continua el mismo llamado de generación en generación.

Un ejemplo de ello lo encontramos en San Lucas capítulo 7 versículo 31 al 35: “¿Con quien podré comparar a hombres de este género? Son semejantes a esos muchachos que sentados en la plaza, cantan unos a otros aquello de: “Os tocamos la flauta y no danzasteis; entonamos lamentaciones y no llorasteis.” Porque vino Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino y vosotros decís: “Esta endemoniado,” ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe y decís: “Es un hombre glotón y borracho, amigo de publícanos y pecadores. Mas la sabiduría ha quedado justificada por todos sus hijos.” Este es un buen ejemplo de la parábola – los que critican y nunca se comprometen con nada, ni con alguien.

De un autor anónimo es este inspirado mensaje: “Prométete a ti mismo ser tan fuerte que nada pueda turbar la paz de tu mente. Hablar a todos de salud, felicidad y prosperidad. Hacer que los demás sientan siempre que hay algo bueno en ellos. Prométete a ti mismo mirar el lado luminoso de la vida, actuar con optimismo, pensar solo en lo mejor y esperar lo mejor. Ser tan entusiasta del éxito de los demás como del tuyo propio, olvidar los errores del ayer y luchar por las metas del mañana.

Prométete sonreír más y dedicar tiempo a tu mejoramiento personal y a tus seres queridos. Ser suficientemente generoso, firme y tolerante para combatir la pesadumbre, el miedo y la ruindad; ser feliz y dar felicidad. Son promesas de mejoramiento personal que conducen al puerto de la felicidad cuando se convierten en compromisos de vida. Así, sembrando lo mejor. Conviene tomar conciencia de que un día se nos pedirá cuenta de los talentos recibidos. Ojalá medites el capítulo 25 de San Mateo.