martes, 12 de junio de 2007

Todos tenemos derecho a soñar

Demóstenes decía: "Llevad mi cuerpo al tirano, pero mi alma es libre" y esta famosa frase en realidad tiene eco en el mundo de hoy donde los derechos humanos parecen que ya no existen, que se los robaron o que la humanidad los ha secuestrado.

Los gobiernos autoritarios, el bombardeo del consumismo, la agonía de los valores, la tiranía de los poderosos han querido apoderarse de media humanidad que camina sonambula y sin rumbo en este mundo, tratando hasta de robarse el alma de los seres humanos, pero gracias al poder de Dios no han podido. Todavía quedan algunas huellas de los derechos humanos, que hay que defenderlos y regresarlos a cada persona y a la sociedad que tanto los necesita.

Los derechos humanos son como la democracia: solo puede avistarse si subsiste el ideal. Son como la realidad: solo puede enunciarse si se mantiene la ilusión. Son como el rayo: cae con la tempestad a tierra pero se forma bien arriba. Este es el espacio de la utopia, de lo que ha permitido que la humanidad transite por sobre las miserias cazando las grandezas. Son los derechos fundamentales que le protejen la vida, proscriben la tortura, aseguran su igualdad frente a sus congeneres, amparan su derecho a la intimidad, garantizan su libertad de conciencia, de expresión y pensamiento, salvaguardan su honra, le permiten circular libremente, le preservan el derecho al trabajo, a la educación y a la libertad de escogencia de una profesión u oficio, las libertades de enseñanza y aprendizaje, al escoger el amor sin importar la raza, la religión o la condición social, etc.

Si algún dia amordazaran a los derechos humanos, lo único que jamás pudieran hacer los tiranos es quitarle la sonrisa a los niños y la libertad de soñar a los seres humanos.

Hay que soñar para hacer realidad la fantasía.

viernes, 8 de junio de 2007

Irradiemos Luz de Esperanza

Hace unas semanas recibí por Internet una hermosa reflexión diseñada por la comunidad religiosa de las hermanas Agustinas; con un sentido social y escalofriante de la situación de la pobreza y miseria en que vive nuestra población mundial. Las imagenes son la realidad en que viven familias enteras en países ricos y pobres.

Este es un llamado de atención, un jalón de orejas para que reaccionemos y abramos los ojos y los corazones sobre esta triste e injusta realidad social. La mitad de la población mundial ignora las consecuencias de la indiferencia solidaria, del hambre, de la contaminación ambiental, la falta de agua y de alimentos, la mano de obra barata,la explotación sexual de menores,las mfermedades terminales, las epidemias, la falta de educación entre otros miles de problemas que aquejan a la humanidad.

Pero la peor emfermedad es la indiferencia social con los excluidos, los desplazados, los marginados, y los refugiados. Me pregunto: ¿Que es lo que está pasando? ¿Cuales son nuestros sentimientos? ¿Porque no podemos recoger y ayudar al que se está quedando atrás para que juntos, tomados de las manos, transformemos un mundo emfermo por la falta de paz y amor.

Un rapido vistazo al oscuro panorama de la injusticia mundial o nacional lo prueba hasta la sociedad: El mundo desarrollado gasta el 5.5% de sus ingresos en gastos militares y el 0.3% en ayuda a los países pobres. Los gobiernos del mundo gastan en 2 días más dinero que el que gastan las Naciones Unidas en 365 dias para la paz, la salud, la educación y los problemas sociales.

Ahora bien, lo triste es adivinar con dolor toda la miseria y el sufrimiento que se esconden detrás de esas frías cifras. El desafio es sembrar justicia para que nazca la paz y acabar con el derroche, el consumismo y la insensibilidad. ¿Cual es tu compromiso?