martes, 9 de marzo de 2010

Gotitas de luz y esperanza para los necesitados

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

En este tiempo tan difícil y preocupante que esta viviendo la humanidad nos preguntamos ¿Por qué el hambre? ¿La desigualdad social? ¿El calentamiento global? ¿Desastres naturales? ¿Todavía continua la guerra? Y totalitarismo en algunas regiones del planeta con violación de derechos humanos, ataques contra la dignidad de los inmigrantes y los pobres etc.

Pero la pobreza sigue siendo la preocupación de nuestra sociedad actual. Estos terremotos y desastres naturales están dejando hoy en día más y más pobres. ¿Qué estamos haciendo para que otros menos privilegiados disfruten de una igualdad social? Nuestro propio bienestar debe ser igual al bienestar de todas las clases sociales. Un bienestar lleno de grandes y futuras oportunidades. Respondamos entonces con acciones, para que aquellos “los menores de nuestros hermanos(as) sean valorados, respetados”. Un día Cristo Jesús nos preguntara: ¿Qué hiciste por los más vulnerables y marginados?

Como verdaderos cristianos debemos tomar con seriedad y más conciencia nuestro llamado y misión de servir a los más pobres. “Lo que Dios nos ha dado debemos compartirlo con los mas necesitados”. El mundo desarrollado gasta el 5.8% de sus ingresos en gastos militares y el 0.3% en ayuda a los países pobres. Los gobiernos del mundo gastan en 2 días más dinero en armas que el que gastan las Naciones Unidas en 365 días para la paz, la salud, la educación y los problemas sociales.

En este mundo del absurdo y desquiciado contamos con un soldado por cada 45 habitantes y un medico por cada 1.060 habitantes. Y algo más absurdo todavía: en los últimos 30 años, los países pobres han multiplicado sus gastos militares por seis.

Ahora bien, lo más triste es adivinar con dolor toda la miseria y el sufrimiento que se esconden detrás de esas frías cifras. El desafío es sembrar justicia para que nazca la paz y acabar con el derroche, el consumismo y la insensibilidad. Solo con un despertar espiritual lograremos tratarnos como hermanos, ojos del mismo Padre Dios. Ese es el desafío más importante, convertir nuestras gotitas de fe y esperanza en grandes manantiales para que con su luz irradien amor y solidaridad.

¡Creamos que la hermandad no es una utopia! Hoy más que cuenca el trabajo solidario no es solo del gobierno, sino un trabajo en equipo de todos los ciudadanos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Y a mi que me importan los pobres?

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Hace unas semanas estaba dando una charla sobre el impacto de la economía sobre los países pobres y la encíclica Populorum Progressio y uno de los jóvenes me dio a entender que a él no le importaban los pobres pues era un problema de ellos y que su familia había alcanzado una buena posición en la vida por el esfuerzo, la tenacidad y las ganas de trabajar y que los pobres eran pobres porque eran perezosos y no les gustaba trabajar. “Desafortunadamente la pobreza existe gracias a personas como tu,” le conteste, “pues en vez de tomar acción, crear fuentes de trabajo o dar iniciativas para erradicar la pobreza nos limitamos solamente a criticar, a cruzarnos de brazos y nunca pensar que ‘hoy tenemos, mañana no sabemos’.”

La pobreza viene desde tiempos milenarios y Cristo vino a darnos en su evangelio una esperanza de amor. En nuestras manos está la solución, no para enriquecer a los pobres pero para darles la oportunidad de una vida digna. Es por eso que me encanta la reflexión del Rev. Martin Niemöller: “Primero vinieron por los comunistas, pero a mi no me importó, porque yo nunca he sido comunista, después secuestraron a los sindicalistas, pero a mi no me importó, porque yo no soy sindicalista, enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mi no me importó, porque yo tampoco soy obrero; también detuvieron a unos estudiantes , pero a mi no me importó, porque yo no soy estudiante, luego apresaron a unos sacerdotes, pero como yo soy poco creyente, tampoco me importó nada. Ahora me llevan a mi, pero ya es demasiado tarde.” Es por eso que debemos interesarnos por la situación de la humanidad para que no sea tarde.

Foto: La celda que ocupó el Rev. Niemöller por su resistencia contra los Nazis.

jueves, 18 de junio de 2009

Para los pobres hay bienaventuranzas y para los ricos condenaciones

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Antes de comenzar el Año Sacerdotal, seria bueno que nos preguntáramos todos los sacerdotes del mundo si en realidad nos estamos preocupando, trabajando, defendiendo e incluyendo en nuestras agendas tan ocupadas a los pobres, los marginados y excluidos de la sociedad.


Desde que tenía aspiraciones a la vocación sacerdotal uno de mis grandes anhelos era ser misionero y darme en su totalidad en entrega a los más pobres. Pero en realidad lo que yo esperaba por circunstancias eclesiales no se ha cumplido en su totalidad. Cada año que pasa en mi vida sacerdotal quisiera tener más programas de inversión social y solidaria en mi ministerio. Recuerdo las palabras de Ellacuria sobre los pobres: “No es fácil ni simple conceptuar que son y quienes son los pobres”. “La Iglesia de los pobres no es aquella Iglesia que, siendo rica y estableciéndose como tal, se preocupa de los pobres; no es aquella Iglesia que, estando fuera del mundo de los pobres, les ofrece ayuda” (Mysterium Liberationis, 147).

Creo que llevamos en el costado clavada la flecha de no sabe uno qué desazón o remordimiento. Dice la carta de Santiago (2, 2-4): «Entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio y le decís al primero: siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre: tú quédate de pie o siéntate en el suelo».

Hace unos días el Papa Benedicto XVI ha pedido urgentemente a los líderes de las naciones que le pongan más atención al hambre mundial y a la crisis económica. El espera que a la reunión mundial que se efectuará en la ONU en Nueva York el 24 y 25 de junio se le de un espíritu de sabiduría y solidaridad para que esta crisis que estamos viviendo se convierta en signo y esperanza de oportunidades. El Papa Benedicto XVI está preparando para este verano una nueva encíclica titulada: “Caritas In Veritate.” Ojalá los líderes mundiales lean, presten atención a este llamado de la Iglesia de solidarizarse y ayudar a los pobres.

Fe, oración, sin obras no funciona. En este Año Sacerdotal seria ideal que cada sacerdote nos involucráramos con seriedad y entrega a servir con amor a la iglesia de los pobres.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La experiencia espiritual de pobre tiene otra cara

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

En mis misiones, eventos o predicaciones en varios lugares de Latinoamérica me he encontrado con gran alegría la calidad y riqueza espiritual entre los más pobres, los más desprotegidos y necesitados en el mundo; ellos tienen la mayor riqueza como es la fe y la esperanza.

Parte de la humanidad carente de recursos materiales vive en un mundo que podríamos llamar de insignificancia. El pobre es insignificante en la sociedad, es anónimo, no tiene nombre. El día del entierro de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, murieron unas cuarenta personas, no sabemos bien cuantas, ni sabemos sus nombres, los pobres cuentan por número, no por su nombre.

Pero definitivamente la experiencia espiritual del pobre tiene otra cara. El pobre tiene riqueza humana, aspiraciones, posibilidades de ser persona, tiene un modo propio de sentir, de pensar, de amar, de crecer, de rezar, de sufrir, de gozar. Encarnarse en el mundo de los pobres, significa entrar en su mundo de miserias, de injusticias, de esperanzas y de futuro. Por ahí se siente, se vive la utopia del hombre, del futuro, renovado y tenido en cuenta.

Encuentro en María, la Virgen de América, india y mestiza, el mejor paradigma del pobre, en el sentido bíblico, sobre todo en el Magnificat, que es el espejo de María. “En ese poema logra su culminación la espiritualidad de los pobres de Dios y el profetismo de la Antigua Alianza. Estamos llamados a vivir la sobriedad solidaria que reduzca las desigualdades. Y no olvidemos que toda pobreza tiene rostro humano, tiene nombre, apellidos. La padece y sufre un niño o un anciano, un joven o un adulto, una mujer o un hombre. La pobreza no son números fríos o abstractos anónimos; son sujetos humanos concretos, como nosotros.

lunes, 11 de mayo de 2009

La Iglesia Resucitada, Iglesia descalza o radical.

Rev. José Eugenio Hoyos

Hoy hablamos de una Iglesia renovada, de una iglesia espiritual con un evangelio que ayude a devolver la esperanza a los más pobres y que los cristianos a través de la fé puedan encontrar al Cristo Vivo.

¿De que depende el futuro de la Iglesia, de la eficiencia de su organización, de su poder institucional o de una espiritualidad renovada y más radical?

Debemos volver a las fuentes de recuperar el sentido genuino de Jesús. ¿Somos la Iglesia, que nace de la Pascua y de Pentecostés que esta comprometida con la obra de amor que inicio Jesús? A partir de la resurrección, nada es como antes, en la historia ha interrumpido la novedad radical que lo transforma todo.

Me viene a la memoria un hecho de la vida del gran profeta de nuestro tiempo Juan XXIII, en 1903 que siendo joven se confiesa así mismo como habido de cosas nuevas, libros nuevos, sistemas nuevos, personas nuevas.

Ese es el fruto y la consecuencia de la Fe en el resucitado, en la Pascua, de la que nace una Iglesia joven, dinámica, verdadera fraternidad de apóstoles, que se alimentan en la contemplación de la palabra, de la Eucaristía, que vive en comunión, que salen en misión por los caminos del mundo para hacer participes a mujeres y hombres de la novedad de Jesús.

La Iglesia de cristo debe ser una comunidad de inserción que evangeliza desde la opción por y con los pobres. Debemos movernos desde un proyecto integrador, que abarque todas las dimensiones de la persona que tiene hambre, que necesita escuela, cuidados de salud de higiene, que necesita de Dios. Que en nuestra Iglesia se sienta la fuerza liberadora de Jesús y de su evangelio, inculturando en todo hombre que tenga fe.

Debemos ser la voz de los que no tienen voz y ayudar a romper las cadenas de esclavitud del racismo y de la discriminación y de esa forma los católicos nos pondremos las sandalias del señor para dar los pasos en los caminos de la libertad y la justicia.

viernes, 24 de abril de 2009

Observa hoy un bebe dormido

Rev. José Eugenio Hoyos

No podemos ocultar que observar por unos momentos un bebe dormido inspira ternura y brinda mucha paz. Siempre se ha dicho que cuando los bebes duermen tienen el sueño de los Ángeles porque los Arcángeles querubines y serafines están alrededor cuidándolo.

Todos los seres humanos hemos nacido para amar y ser felices igualmente a medida que vamos creciendo y despertando notamos que hemos venido a un mundo diferente. Nacemos con grandes alas y como bebes dormidos en nuestros sueños infantiles vamos volando por lugares imaginables llevados por las manos de Dios.

Hasta que un día cuando ya hemos crecido y despertamos de ese sueño infantil nos damos cuenta de que somos frágiles ante el espectáculo difícil y de desigualdades que nos tocará vivir. Inmediatamente nos damos cuenta que quien nos ha creado es el alfarero Divino. Esa imagen bíblica de Dios como alfarero, es primorosa e invita al hombre para que sea como dócil arcilla en las manos del creador.

“Mirad que como el barro en las manos del alfarero así sois vosotros en mi mano casa de Israel “Jeremías 18, 6, el profeta va donde el artesano y ve como una obra se estropea en sus manos. El vuelve a empezar y modela una obra perfecta. Dios concluye: ¿no, puedo hacer yo con vosotros lo mismo que este alfarero?”

Pero eso cuando observamos un bebe dormido es la misma forma como Dios a todo momento nos está mirando, con ojos de Padre y con mucho amor, y el desea que cuando despertemos contemplamos su rostro, su compasión y su amor.

Por eso desde ya nos invita a que sigamos el bueno camino que andemos por las sendas del bien, que sigamos siempre sus huellas y que crezcamos con grandes alas para que espiritualmente podamos volar bien alto.

martes, 21 de abril de 2009

La mayoria de la gente duerme, nosotros soñamos!

Rev. José Eugenio Hoyos

Desde que era pequeño recuerdo que mi madre siempre que yo le comentaba sobre mis proyectos, mis ideas o mis sueños ella me decía con certeza y optimismo la frase celebre de Walt Disney: “La mayoría de la gente duerme, nosotros soñamos.” No olvidemos que Disney es el fundador de los parques y del mundo Disney.

A los 15 años, Walt Disney consiguió un trabajo de verano vendiendo periódicos a los pasajeros del ferrocarril de Santa Fe. Le interesaba mucho más el tren que su trabajo, en el que no tuvo demasiado éxito, ya que con frecuencia le robaban la mercancía. En sus años escolares, Disney fue el historietista del periódico del Instituto, The Village Voice, sus cómics eran de tema patriótico y político, centrados en el tema de la primera guerra mundial.

Intentó triunfo varias veces en la animación y en el cine pero fracasó, pero sin dejarse acabar por las derrotas decidió continuar produciendo temas como la cenicienta, el gato con botas, Mickey Mouse, Blanca nieves y los siete enanitos, pinocho, corté metrajes y muchos otras obras musicales.

El día en que finalmente inauguraron el parque, el señor Disney ya había muerto y su viuda se encontraba en el acto. La persona que estaba conduciendo el evento se acercó a la señora Disney y le preguntó: ¿Qué diría el señor Disney si estuviera hoy aquí viendo su sueño hecho realidad A lo que la señora Disney contestó: ¡Oh, él ya lo ha visto Pues antes de la inauguración ya lo había visto y edificado en sus sueños!

Toda una vida y ya como adulta siempre he querido visitar el castillo de la cenicienta en Walt Disney en Florida, pues su historieta me ayudó a entender sobre la esperanza , la justicia, el amor e igualmente invita a no perder las oportunidades de progresar y de salir adelante en la vida. El mundo da muchas vueltas. Hoy estamos arriba pero por un mal golpe de suerte caeremos como cocos de palma. O lo contrario si nos preparamos bien, aprovechamos los estudios y oportunidades en la vida subiremos bien alto. Atrévase a soñar y a lanzarse en pos de ese sueño.

Entre al castillo de la cenicienta y salga renovado. Alcance sus sueños y ayuda a otros a alcanzarlos también.