jueves, 16 de abril de 2009

Mil millones de personas viven en el mundo con un solo dólar

Rev. José Eugenio Hoyos

Sí, no se escadalize; pero aunque no lo crea mil millones de personas viven en el mundo con un solo dólar y de esa forma sobreviven al derecho fundamental en la vida. Muchas familias han vivido toda una vida en súper crisis económica. No les alcanza para comer, pagar una vivienda, visitar al medico, comprar ropa, etc.

Es una vergüenza que con tantos recursos naturales que tiene el planeta y sean unos pocos los que los disfrutan, somos testigos de la miseria, la pobreza y la indigencia que nuestros hermanos(as) están llamados a vivir.

Su presencia horroriza a cualquier conciencia normal y debe movilizar a los espíritus solidarios a fin de lograr con inteligencia y decencia, la superación de cuadros aberrantes de desigualdad social a que da lugar. Nada se logra con frases retóricas o discursos llenos de prosa y acompañados de muchos aplausos. Es indispensable plantear las preguntas correctas sobre las razones por las cuales la pobreza, en vez de retroceder. Tienden expandirse, sobre todo en regiones como el África y América Latina.

La sensibilidad general y el cálculo más preciso de especialistas del sector privado advierten que tanto los índices de pobreza como de indigencia han vuelto a crecer enormemente en países como Chile, Argentina, Uruguay y Ecuador. No se crea suficiente empleo. Ausencia de financiación, la educación está en crisis, maestros sin vocación y permanentemente predispuestos a la protesta callejera dejan todos los años sin un porcentaje importante de días escolares a niños de todos los países.

Hay temor entre los gobernantes de decir ciertas verdades. Sin una cultura del trabajo debidamente afianzada, no hay sociedad que progrese. La corrupción lo pudre todo, tiñe la hipocresía, la denuncia permanente y no poco cierta de los peculados de periodos anteriores. En muchos países la producción agrícola está más gravada que el juego y, sin dudas, que el narcotráfico.

La iglesia debe reclamar en voz alta que se detengan los intentos por agrandar aun más la inmensa crisis en que se está convirtiendo en cada país. Menciónese una sola política de estado que privilegie e induzca a la población a interesarse en los sanos principios del ahorro, base de toda construcción económica sólida. No podemos permitir que familias para poder subsistir tengan que estirar un dólar cada semana para comer, dormir y salir adelante sin desmayar. ¡No hay derecho!

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