Hace unas semanas recibí por Internet una hermosa reflexión diseñada por la comunidad religiosa de las hermanas Agustinas; con un sentido social y escalofriante de la situación de la pobreza y miseria en que vive nuestra población mundial. Las imagenes son la realidad en que viven familias enteras en países ricos y pobres.
Este es un llamado de atención, un jalón de orejas para que reaccionemos y abramos los ojos y los corazones sobre esta triste e injusta realidad social. La mitad de la población mundial ignora las consecuencias de la indiferencia solidaria, del hambre, de la contaminación ambiental, la falta de agua y de alimentos, la mano de obra barata,la explotación sexual de menores,las mfermedades terminales, las epidemias, la falta de educación entre otros miles de problemas que aquejan a la humanidad.
Pero la peor emfermedad es la indiferencia social con los excluidos, los desplazados, los marginados, y los refugiados. Me pregunto: ¿Que es lo que está pasando? ¿Cuales son nuestros sentimientos? ¿Porque no podemos recoger y ayudar al que se está quedando atrás para que juntos, tomados de las manos, transformemos un mundo emfermo por la falta de paz y amor.
Un rapido vistazo al oscuro panorama de la injusticia mundial o nacional lo prueba hasta la sociedad: El mundo desarrollado gasta el 5.5% de sus ingresos en gastos militares y el 0.3% en ayuda a los países pobres. Los gobiernos del mundo gastan en 2 días más dinero que el que gastan las Naciones Unidas en 365 dias para la paz, la salud, la educación y los problemas sociales.
Ahora bien, lo triste es adivinar con dolor toda la miseria y el sufrimiento que se esconden detrás de esas frías cifras. El desafio es sembrar justicia para que nazca la paz y acabar con el derroche, el consumismo y la insensibilidad. ¿Cual es tu compromiso?
viernes, 8 de junio de 2007
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