jueves, 26 de febrero de 2009

Con estómagos vacíos no habrá paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Mientras existan seres humanos que cada día se acuesten con los estómagos vacíos y muertos de hambre por la carencia de los alimentos, muy difícil le pondrán cuidado a los llamados de la paz o a trabajar por la paz. ¿Con que alientos y con cuales alimentos? Por favor señores(as). La pobreza de muchos de nuestros hermanos en diferentes países del globo terráqueo dificulta satisfacer necesidades elementales de las personas: la alimentación, la salud, oportunidades de trabajo, derecho a una vivienda digna.

Si mil millones de personas viven en el mundo sin ni siquiera con un salario mínimo ¿cómo podemos hacerles entender de una justicia social? Si tenemos que entender que con hambre y miseria las mentes se adormitan. La indigencia, por ejemplo, que encontramos en países desarrollados (homeless) y en los que están en vía de desarrollo (indigentes – pordioseros o mendigos) horroriza a cualquier conciencia normal y debe movilizar a los espíritus solidarios a fin de lograr, con inteligencia y decencia, la superación de los cuadros aterradores de desigualdad social a que da lugar.

Cuando visité por primera vez a El Salvador me llamó mucho la atención en las colonias o barrios de clase alta ver grandes mansiones y casonas que enseguida tenia de vecinos a pequeñas casuchas con familias humildes. Se podía a leguas ver una inmensa brecha entre ricos y pobres. Los politiqueros en tiempos de campaña es cuando se acuerdan que existen los pobres y para comprar sus votos en nuestros países les regalan mercados o se les lleva una canasta con porciones alimenticias y una carta para obligarles a votar.

Desafortunadamente la corrupción entorpece y agudiza todo. Tiñe de hipocresía la denuncia permanente y no poco cierta de los peculados de periodos anteriores. La corrupción introduce el desaliento. ¿Para que un pobre le interese trabajar por la paz si no encuentran paz los estómagos de sus hijos? Un caso patético es el de las situación que viven muchos de los colombianos, la guerra no ha afectado a los ricos, ha afectado y asesinado a los más pobres y vulnerables de la sociedad. Con resentimiento y hambre la paz ira muy pero muy despacio. Es hora todavía de hacer algo antes que los estómagos vacíos comiencen con una nueva revolución.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Hazme un instrumento de tu paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Todas las escuelas privadas y publicas en territorio de conflicto o donde supuestamente reina la tranquilidad deberían antes de comenzar y al finalizar el día, recitar la oración atribuida a San Francisco de Asís: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”. En Romanos 8, 26-27, Jesús, sabiendo que la oración es la interprete de la esperanza, y que el hombre vive mientras la esperanza alienta, a fin de que la nueva vida y la esperanza no se nos agostasen nunca, nos prometió el Espíritu que nos traería paz, que nos enseñaría como orar y superaría nuestra debilidad para orar realmente: “El mismo Espíritu aboga por nosotros con gemidos inefables, y él que escudriña los corazones conoce cual es el deseo del Espíritu, porque intercede por los Santos según Dios.”


Y ese mismo Espíritu es el que quiere compartir San Francisco de Asís hasta toda la eternidad. Esta oración no es tan complicada, todo lo contrario con la suavidad espiritual nos va dirigiendo a lo que el hombre hoy en día debe hacer al luchar por el bienestar, la solidaridad y por la paz entre las naciones. Ahora que hemos empezado la Cuaresma uno de nuestros propósitos para crear conciencia de que regrese la paz es tener en todos los hogares y en nuestro diario vivir la oración por la paz de San Francisco de Asís:



“Señor, hazme un instrumento de tu paz
donde hay odio, ponga yo amor
donde haya ofensa, ponga yo perdón
donde hay discordia, ponga yo armonía
donde haya error, ponga yo verdad
donde haya duda, ponga yo la fe
donde haya tinieblas, ponga yo luz
donde haya tristeza, ponga yo alegría
oh Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar
en ser comprendido como en comprender
en ser amado, como en amar
porque dando se recibe
olvidando se encuentra
perdonando se es perdonado
muriendo se resucita la vida”



¡Empecemos la Cuaresma dando paz!

lunes, 23 de febrero de 2009

Manos de los jóvenes construyendo la paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Definitivamente nos causa mucha alegría la darnos cuenta y testificar que en muchos países los jóvenes y los niños son los grandes artífices en la construcción de la paz. Desafortunadamente es a ellos que les quitamos el derecho de vivir en una sociedad tranquila, donde puedan moverse a cualquier sitio sin ser amenazados por la violencia.

Una de las manifestaciones de la ausencia de la paz lo hemos experimentado en los actos criminales en algunas escuelas y colegios donde jovencitos ciegamente les han quitado la vida a docenas de jóvenes y niños inocentes. Aquí según mi punto de vista los culpables no son tanto los niños o los jóvenes son los propios padres de familia los que con sus actitudes negativas y de violencia han creado a sus hijos en una cultura de falta de respeto a la vida, de solucionar todo a la fuerza y a la violencia. Son los padres de familia que indirectamente ponen las armas a sus hijos y estos fácilmente se desahogan de sus frustraciones o resentimiento acabando con la vida de otras personas. Otro fenómeno que lleva a los jóvenes a delinquir es la falta de Dios y de valores morales en los hogares cuando esto sucede así ya para los jóvenes nada es importante.

La UNICEF y la Asociación de Scouts en Colombia crearon por ejemplo el proyecto “Manos a la Paz” que consiste en desarrollar talleres de aprendizaje sobre conceptos relativos a la tolerancia, al respeto por el otro, ala participación y la construcción de la paz. Además es un impulso para el movimiento de los niños por la paz, pues los principales protagonistas de esta acción son jóvenes entre los 14 y 18 años en ejercicio de su derecho a participar, de poner manos a la obra para crear un nuevo país en el que la guerra y la violencia sean cosas del pasado. La mano del proyecto “Manos a la Paz” tiene una significación particular; en el meñique se expresa el derecho a pertenecer a una nación rica y diversa. En el índice, la comunicación franca y sincera y el pulgar la solidaridad, la capacidad de trabajar para cambiar la realidad violenta. La palma representa el espacio para imaginar el futuro deseado. En realidad hoy los jóvenes que trabajan con sus manos por la paz tienen la palabra. ¡Escuchémoslos!

viernes, 20 de febrero de 2009

La globalización nos empuja al tiempo de los cavernícolas

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

La lucha por la paz debe continuar siendo una prioridad mundial y mucho más ahora donde la globalización viene con gran empuje abriendosle caminos desproporcionados. La ciencia, la tecnología, la investigación avanza, como lo hace también la pobreza, la violencia, la violación de los derechos humanos, la desigualdad social y el hambre por doquier. Será que las consecuencias de la crisis económica será una excusa para disimular la miseria que han dejado los imperios poderosos para disimular sus garras opresoras contra los más pobres?



La globalización hoy en día, nos plantea un desafío ético: la responsabilidad moral de todo para con todos. La fragilidad y vulnerabilidad universales penetran e invaden nuestras conciencias; en este mundo todos dependemos de todos y nada de lo que hagamos o dejemos de hacer es ajeno al destino de los demás. Ya estamos sintiendo los estragos de un mundo global. No hay ya estrategias de huida para nadie. La pregunta no es como cambiar el curso de la historia, sino como hacer que esta historia sea realmente más humana. El individualismo consumista y apolítico es el peligro más serio de nuestro momento. El mundo global es cada vez más injusto, violento y depredador, que reclama un testimonio profético y una acción integral y estructural a favor de la justicia, de la paz y del respeto a la naturaleza.

El Espíritu de Dios habla a las comunidades del resucitado, especialmente desde los pobres y excluidos de la tierra. La globalización escandalosamente está llevando a nuestra gente pobre a la época de las cavernas, sólo sería tomar unos minutos de nuestro tiempo y darle una mirada a los grandes cinturones de pobreza por ejemplo, las favelas en Brasil, Río de Janeiro, Sao Paulo, los Tugurios en Colombia, las afueras de la capital de México, los terrícolas de las montañas de Venezuela, etc. Da pena que en pleno siglo XXI todavía nuestra gente viva miserablemente en cuevas, chozas de latas y cartón, muriéndose de hambre y entonces: ¿Qué papel y beneficio juega la globalización?

Foto: Colonia LRGV, México

jueves, 19 de febrero de 2009

No nos dejemos arrebatar la paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

De cada uno de nosotros depende que exista la paz. Sonaría extraño de que si todos nos juntáramos a gritar por la paz se oiría solo una voz y tendríamos un gran eco con resultados positivos. Nuestra experiencia común demuestra que hace falta que cada uno se ocupe un poco más de su propio desarrollo interior. Sólo así podrá ayudar, de manera más justa, más eficaz y más apropiada al prójimo.

Se debe desear la paz, no tan sólo para poseerla de modo personal, sino también para darla a quienes más la necesitan. Lo más maravilloso es que la paz es un don que, cuanto más se entrega al prójimo en gestos de concordia y amor, más crece, madura y se arraiga en nuestro corazón. Nadie puede arrebatarnos la paz, si nuestra mente esta enraizada en la confianza en Dios.

Para que los discípulos pudieran llevar adelante el proyecto de Dios y realizar su vocación, era necesario que primero Jesús entrara donde ellos se encontraban reunidos y les diera la “paz” y luego, venciendo los obstáculos interiores, lograran abrir las puertas del cenáculo, para llevar al mundo el mensaje de salvación.

Esto es muy importante pues habían recibido de Jesús el mandato de otorgar en su misión el don de la paz. “Al entrar a la casa, saluden. Y si la casa fuera digna, su paz vendrá sobre ella; mas si no fuere diga, su paz se volverá a ustedes” (Mateo 10, 12-13).

La paz de la que Cristo nos habla en los evangelios no tiene nada que ver con la ausencia de dificultades que experimentan quienes viven replegados sobre si mismos y en estructuras arqueológicas. Allí, no hay autentica paz, la verdadera seguridad sólo puede hallarse en el corazón de Jesús. El es el refugio que impulsa al verdadero creyente a llevar su palabra de paz al mundo entero.

No nos dejemos arrebatar la paz, aprendamos de los niños. Cuando ellos tienen un gran tesoro en sus manos, no se lo dejan quitar. Quisiera que reflexionáramos sobre la canción de 3+2 “Los niños queremos la paz”:

Se paró el reloj
en el andén de la estación,
despertó una canción,
en un rincón del corazón.
Son de aquí, son de allá,
se fueron sin poder hablar.
Su familia somos todos
y nunca vamos a olvidar.

Amigo conmigo tú puedes contar,
y todos unidos vamos a ganar.

Canta conmigo canta
gritaremos basta ya.
Ven y dame la mano,
los niños queremos la paz.
(BIS)

Nuestra voz llegará
por la tierra y por el mar,
yo estaré, tú estarás
y nunca nos podrán callar.
No nos van a quitar
la esperanza de vivir,
en un mundo sin temor
donde poder ser feliz.

Amigo conmigo tú puedes contar,
y todos unidos vamos a ganar.

Canta conmigo canta
gritaremos basta ya.
Ven y dame la mano,
los niños queremos la paz.
(BIS)

Hoy estamos aquí
te queremos cantar,
los niños queremos la paz.
Hoy estamos aquí
te queremos cantar,
el mundo quiere estar en paz.
Canta conmigo canta
gritaremos basta ya.
Ven y dame la mano,
el mundo quiere estar en paz,
el mundo quiere estar en paz,
el mundo quiere estar en paz.


viernes, 13 de febrero de 2009

Piedad Córdoba: Luchadora por la paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Estoy seguro que mi artículo no va a gustar a muchos de mis hermanos(as) colombianos, ni algunos de los acérrimos críticos de los cuentos diarios a nivel nacional. Me atrevía escribir sobre Piedad Córdoba, pues en las últimas liberaciones de los secuestrados por las FARC me llamó mucho la atención la forma de cómo se desarrollaron, sin balas, ni sangre, ni tanto show.

Sobre Piedad Córdoba, no la conozco personalmente, en mi vida la había oído nombrar, ni sabía que era Senadora; sólo cuando salió a la luz pública acompañada del Presidente Hugo Chávez. Me he puesto a reflexionar de que ya es hora de que paremos las discordias, las críticas y los ataques tan personales que nos estamos haciendo entre colombianos. Un ejemplo de ello es la Senadora Córdoba. Muchos colombianos desafortunadamente le han creado un mal ambiente entre muchos de los comentarios negativos. Le llaman la aliada de Chávez, la guerrillera de las FARC, Teodora, traidora de la patria, negra metida, etc. Es el colmo lo que sucede entre hermanos(as) y a veces me da la impresión que los ataques verbales hieren y matan más que la misma guerra que estamos viviendo.

Por favor señores, con todo el respeto felicito de todo corazón a la Senadora Piedad Córdoba por arriesgar su vida a la liberación de los secuestrados, por ser una mujer valiente que por encima de muchos “súper machos colombianos” sin miedo va a la selva a dialogar con las guerrillas, se presenta en los medios de comunicación sin miedo a que la atropellen. No se sinceramente cual es su fin político, si aspira a un Nobel, a la Presidencia? Por qué no? Todos tenemos derechos a aspirar y a soñar. Es mejor producir envidia que sentirla.

Me da la impresión que muchos colombianos están manicruzados, inertes, sin hacer nada por la paz. Pero cuando alguien quiere luchar por un ideal sea como sea y con quien sea, todos allí si le caemos encima. Por los hechos los conoceréis. Senadora Córdoba, si usted sigue ayudando a liberar el resto de los secuestrados y nos lleva a una paz y a un final de la violencia y el secuestro donde las presentes y futuras generaciones disfruten del progreso y la tranquilidad y todos volvamos a ser hermanos, cuente con mi apoyo. Dejemos nuestros rencores y resentimientos y démosle de verdad un chance a la paz.

lunes, 9 de febrero de 2009

Don Helder Câmara, bastión y fortaleza de la paz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Recientemente una amiga mía me preguntó: “¿Por qué a nivel mundial no estamos celebrando el centenario de Helder Câmara, apóstol y profeta de la paz? “Buena pregunta,” le conteste. Es posible que existan muchas razones pero una de ellas es que hasta con los grandes hombres que lucharon por la paz y la dignidad del hombre, hoy la humanidad le es indiferente.

El mundo no puede ignorar el gran aporte de este gran hombre, luchador de los derechos humanos, reconocido internacionalmente por su compromiso con los mas desdichados, los desechables de la sociedad. Recordamos con gran afecto su prédica por la liberación de los pueblos y su trabajo a favor de la paz. El Obispo Alto Etchgoyen de la Iglesia Metodista en Argentina refiriéndose a Helder Câmara dijo: “El fue un hombre profundamente comprometido con el Evangelio y por lo tanto, con la verdad, la justicia y la paz. También fue un hombre comprometido con la unidad de la Iglesia. Recuerdo su pensamiento sobre crear ‘comunidades abrahámicas’, enfatizando con ello la importancia de luchar contra la violencia estructural que vivimos.” “Su vida deja un edificante testimonio y desafío” dijo el Obispo.

Uno de los mensajes que retumbaron en la mente de todos los cristianos y hombres pensantes del ayer, del hoy y del futuro fue cuando dijo Dom Helder Câmara: “Los que tratamos de tomar la antorcha y seguir los pasos de Jesucristo, no debemos descansar hasta que los muros de la injusticia, la exclusión y la mentira caigan en nuestra preciosa tierra americana ‘ancha y enajenada’”.

Para algunos militares que no entendieron su trabajo lo calificaron como el Obispo Rojo, revolucionario de Latino America. El Vaticano nunca quiso hacerlo Cardenal, los brasileños lo canonizaron ya en vida y al igual que Jesucristo, que Monseñor Oscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador y que todos(as) quienes optan fielmente por defender a los pobres, a los oprimidos e indigentes, Monseñor Helder Câmara vivirá por otros 100 años haciéndonos reflexionar por la paz.

Foto gentileza CEFEP, Brasil